Entre sus proezas de la época sabemos que formaba parte de la primera expedición que llegó a la cima del Everest y que escaló los picos más altos del mundo en un afán voraz de superarse a sí mismo (Uemura decía que su necesidad de aventura era provocada por el complejo de inferioridad que sentía por su baja estatura).
Para llevar a cabo la expedición que conmemoramos hoy, el explorador convivió con una tribu de Groenlandia durante un año donde pudo aprender a manejar el trineo que usaría en su aventura además de aprender a sobrevivir en el duro clima del Ártico.
Y a la hora de rescatar algunas vivencias memorables de la experiencia, el protagonista nos recuerda cuando tuvo que mantenerse totalmente inmóvil dentro de su saco de dormir cuando un oso polar atacó su tienda o cuando una de sus canes y compañera de viaje se puso de parto, dando a luz media docena de cachorros.
Por todo ello, en su 36 aniversario hoy le queremos dedicar nuestro espacio a esta gran hazaña, convirtiendo la senda nevada camino al Polo Porte en un camino más fácil, más confortable… más CloudSense…