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¿Cómo poner en práctica una buena siesta?
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En las tardes, cuando el sofá parece invitar al reposo y los días se extienden hacia el infinito, parece impensable saltarse ese momento tan común, tan nuestro, que es dormir la siesta.
Y es que, dormir la siesta está de moda, recientes investigaciones demuestran que este hábito se impone cada vez con mayor fuerza sobre todo en el norte de Europa, Estados Unidos y Japón.
Dormir la siesta de manera adecuada aumenta la productividad en el trabajo y reduce los accidentes provocados por un descanso deficientes. Ésta son solo algunas de la conclusiones de diferentes especialistas que entienden que la siesta ya como no una costumbre sino una necesidad fisiológica.
Si la siesta tiene realmente alguna utilidad, está llevando a diversos teóricos en la materia del descanso y el sueño en general a evaluar los posibles beneficios o perjuicios de la misma.

Los beneficios de la siesta

A favor de echarse la siesta unos pocos minutos, diversos estudios han demostrado que es beneficiosa para la salud, tanto física como psicológica. Por ejemplo, mejora la capacidad de concentración y el rendimiento, nos ayuda a estar más alerta, a reponer fuerzas, disminuye el estrés y mejora el estado de ánimo, entre otras. También es beneficiosa para el corazón, ya que disminuye la presión arterial durante el día, normalizándola durante el periodo de la siesta, sobre todo si el día está siendo estresante. Por lo tanto, su práctica habitual reduce el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares

Dormir la siesta: costumbre, necesidad o derecho

La siesta, entendida como un momento para relajarse, es un hábito antiguo, de hecho parece ser que la palabra proviene de la expresión “hora sexta”, usada por los romanos para identificar el lapso entre las 14 y 16 horas.
En países como Chile o China, se han abierto incluso debates parlamentarios acerca de la pertinencia de legislar a favor del derecho a siesta en el trabajo. Los japoneses reconocen la siesta como prerrogativa laboral que favorece la productividad. Las principales empresas de este país han instalado en sus edificios salas de reposo con tumbonas para que sus empleados se tomen un descanso después del almuerzo. El objetivo, se entiende al igual que en otros países, es crear hábitos de vida más saludables. Y en su búsqueda entienden además de perseguir el llevar una dieta equilibrada, realizar ejercicio físico o consumir menos tabaco, está el de dormir la siesta.
Biológicamente, el ciclo natural del día nos lleva a experimentar una bajada de energía hacia la mitad, acompañada de somnolencia. Por lo tanto, echar una cabezada en este momento tiene muchos beneficios para la salud, pero si lo hacemos en otro momento de la jornada puede ser perjudicial para el sueño nocturno; el hecho de que durante en vacaciones se duerma más la siesta, nos indica que cuando no nos ceñimos a horarios férreos de trabajo seguimos una tendencia más natural y hacemos caso a nuestro propio cuerpo.

Consejos para dormir la siesta

Quizás la siesta perfecta no exista, aunque siguiendo algunos consejos, puedes convertirte en un «siestólogo» experto.

¿Cuántos minutos debe durar la siesta?

¿Conviene una larga siesta? Para nada, el tiempo que durmamos no debe superar los 30 minutos; una siesta de una duración de entre 15 a 30 minutos, aumenta tu concentración, te recarga las pilas y hace que te levantes de mejor humor. Que alargues tu “deporte favorito” sólo consigue que te despiertes confuso y altera el ciclo de sueño impidiendo que durmamos por la noche correctamente.

Dormir la siesta en un sofá ¿tiene alguna ventaja?

Existe un argumento de peso para a la hora de ir a dormir la siesta, abandonar la costumbre de dormirla en el sofá y es que las condiciones de ruido e iluminación deben ser las adecuadas, por lo que es mejor que estemos tranquilos y solos en una estancia donde nadie nos moleste; nuestro dormitorio parece ser el sitio ideal. La iluminación debe ser tenue, indirecta o incluso el dormitorio debe estar completamente a oscuras, en definitiva una luz que invite al relax. También se debe controlar el nivel de ruido para que nada perturbe el pequeño descanso del mediodía. Aun así hay gente que prefiere dormir la siesta en el sofá por no perder la oportunidad que nos ofrece el sueño en ese preciso instante y la pereza de movernos y deshacer la cama.

Dormir en la cama, siempre mejor

Por supuesto que dormir la siesta en la cama es mucho mejor que dormirla en un sofá, por un motivo principal:  tu espalda te lo agradecerá; dormir la siesta en un colchón evita posturas forzadas y posibles contracturas. De todos modos, sí que puede llegar a existir un problema con dormir la siesta en la cama y es que estemos tan cómodos, que se prolongue más allá de lo que teníamos previsto.

Que corra el aire

Los expertos aconsejan una buena oxigenación para favorecer una más que perfecta siesta, por ello debemos tener las ventanas abiertas para favorecer una correcta ventilación.

Cómo deben dormir la siesta los niños

Quizás prefieres dormir tú la siesta y descansar o existe otro modo de relajarse aún mejor: poner a los niños a dormir una buena siesta. Ironías aparte, la siesta para los niños supone una práctica que se considera imprescindible hasta por lo menos los 5 años. Al dormir, los niños recargan las pilas, se calman y esta resulta fundamental para su desarrollo.
La duración de la siesta para los niños no es la misma que se recomienda para un adulto. Cuando los niños son más pequeños (entre 1 y 3 años) es conveniente que duerman de 1 a 3 horas de siesta, para ir reduciendo el tiempo de la misma progresivamente conforme van creciendo.

Dormir la siesta ¿engorda o adelgaza?

Existe el falso mito de que dormir la siesta después de comer engorda, nada más lejos de la realidad: dormir la siesta no engorda. De hecho, existen estudios sobre dormir la siesta que aseguran que si se prolongara el llegaríamos a liberar leptina, la hormona encargada de dar la orden de saciedad al organismo.
No hay que sentirse culpable, ni perezoso, ni vago por tomar una siesta, ya que es algo natural, que se da en todas las culturas y nos puede aportar múltiples beneficios. Pero eso sí, hay que tener en cuenta las condiciones en las que debe realizarse.

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