El físico y también químico, creó en 1902 una lámpara mediante la introducción de un gas noble en un tubo sellado al que le aplicó una pequeña descarga eléctrica. El “brillante” resultado del experimento le llevó a seguir investigando para comprobar qué gas noble era el que más brillo producía y, tras realizar varios ensayos con xenón, helio, neón, kriptón y argón, advirtió que era el neón el que mejor resultado le ofrecía generando una despampanante luz roja. De ahí, que estas luces sean conocidas como tubos de neón (aunque se utilicen otros gases en su producción).
El descubrimiento de Claude, considerado como el Thomas Edison Francés, fue el predecesor de la luz fluorescente tan extendida y conocida en nuestros días.
Hoy, en Grupo Lo Monaco nos enchufamos a la moda del neón, y colgamos un exclusivo cartel que nos hace brillar con un color especial.