Seguramente, muchos de nosotros hemos experimentado esta sensación pero, afortunadamente, estas “malas noches” han pasado y hemos recuperado la calidad de nuestro sueño. En estos casos, si su duración es inferior a tres meses, el insomnio es transitorio. Normalmente es causado por factores ambientales (por ejemplo, calor durante el verano, ruido en nuestro barrio, preocupación por algún problema, etc), y la calidad del sueño se recupera cuando la causa del insomnio desaparece.
Por ejemplo, las preocupaciones pueden hacer que durmamos mal durante algunas noches, pero cuando el problema que nos preocupa se soluciona, volveremos a dormir bien.
El insomnio además de ser transitorio o pasajero, puede convertirse en crónico, es decir, puede mantenerse durante un periodo de tiempo largo. Aunque esto no ocurre de la noche a la mañana, es fácil entrar en su círculo vicioso y mantener un sueño de mala calidad. Para que el insomnio se considere crónico debe mantenerse durante más de tres meses y suele ser el resultado de la interacción de múltiples factores. En algunas ocasiones el insomnio crónico está provocado por alguna otra enfermedad médica o mental.
Sin embargo, hay otras veces que no es así, sino que esta precedido por un insomnio transitorio. En estos casos, cuando se eliminan las situaciones estresantes que estaban provocando el insomnio, el sueño no mejora. La causa que lo ha desencadenado puede desaparecer, pero pueden seguir existiendo factores secundarios que mantienen el insomnio.
El temor a no dormir bien puede convertirse en la causa principal del mantenimiento del insomnio. La preocupación por dormir, el estar pendientes de que aparezcan los signos que nos indiquen que tenemos sueño, etc pueden provocar una vigilia activa. Nuestra percepción y/o preocupación por la dificultad que tendremos a la hora de dormir es un factor importante para que el insomnio sea un problema transitorio o este se convierta en un trastorno crónico.
Por ejemplo, si una persona pasa varias noches durmiendo mal, y durante el día se preocupa de una forma excesiva por estos problemas de sueño y por las consecuencias que puede empezar a sufrir en el funcionamiento durante el día, tiene más probabilidad de mantener estos problemas de sueño a largo plazo. Esto ocurre porque esta preocupación excesiva hace que entremos en un círculo vicioso, de manera que, cuando llega la noche, a medida que se acerca la hora de acostarse, aumenta el temor a no poder dormirse y esto hace que la activación física, emocional y cognitiva también vayan en aumento.
Esto a su vez hará más difícil que podamos conciliar el sueño. Después de una mala noche de sueño, estás personas no sólo se preocuparán por la noche pasada y por las consecuencias que tendrá durante el día, sino que ya estarán pensando en la noche siguiente. Por lo tanto, en estos casos, el insomnio se convierte en una profecía que se cumple por sí misma. Es curioso que estas personas, cuando duermen fuera de casa (hoteles, otra casa) no tienen problema, y la calidad de su sueño en estos casos es buena.
Por otro lado, si una persona que duerme mal durante varias noches, continúa su rutina diaria sin preocuparse excesivamente por ello, es poco probable que su insomnio persista en el tiempo. El estilo de vida que predomina en la sociedad actual también favorece al insomnio, debido sobre todo al estrés diario, y los horarios de trabajo por turnos.
Cuando sufrimos de insomnio podemos acudir a algunas sustancias para paliar los efectos durante el día de la mala noche de sueño. Algunas de estas sustancias son la cafeína, nicotina, alcohol, etc, que aunque puedan ayudarnos a mejorar los síntomas durante el día, pueden hacer que la dificultad para dormir la noche siguiente sea mayor y/o que el insomnio persista durante más tiempo.
Por lo tanto, hemos de tener en cuenta que una excesiva cantidad de pensamientos reiterativos sobre el insomnio que padecemos, se puede convertir rápidamente en el centro de las preocupaciones de la persona, alimentando los problemas de sueño. Si pasamos por una época en la que no dormimos como deseamos, no debemos preocuparnos de forma excesiva, ya que lo más probable es que con el tiempo volvamos a dormir bien. Sin embargo, si vemos que la situación persiste demasiado en el tiempo, debemos buscar la ayuda de un profesional.
Gualberto Buela Casal. Catedrático de Psicología Clínica y director del Laboratorio de sueño del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC).
Eva Hita Yáñez. Doctora en el programa de Neurociencias y responsable del Laboratorio de sueño del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC).