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¿Qué es el jet lag?
Foto-Jet-lag-por-Grupo-Lo-Monaco

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Recorrer miles de kilómetros en varias horas es uno de los grandes avances del mundo actual, pero sin embargo tiene algunas consecuencias negativas que detallaremos a continuación. Cuando realizamos viajes de larga distancia, cruzando varias franjas horarias o meridianos (viajando hacia el Este o hacia el Oeste), normalmente se presenta cierto malestar general al llegar al lugar de destino.

Este malestar se produce porque se recorren grandes distancias en muy poco tiempo, y esto hace que se experimenten cambios ambientales de forma brusca, ante los cuales el cuerpo no es capaz de adaptarse de forma inmediata. Todos tenemos un reloj interno que nos indica en que momento del día estamos y que es lo que tenemos que hacer (por ejemplo, cuando es hora de ir a dormir). Cuando viajamos y llegamos a un lugar donde tenemos que cambiar de horario, el reloj interno prevalece ante los indicadores externos de hora ambiental.

El desajuste entre la hora interna de nuestro organismo y la hora externa o ambiental afecta de forma negativa al apetito, la función intestinal, el rendimiento, la vigilia y al sueño, entre otras. El conjunto de estas alteraciones se ha denominado trastorno del sistema circadiano o “jet-lag”. Por lo tanto, el “jet-lag” se puede definir como un desequilibrio entre el ritmo interno del organismo y el horario ambiental que se produce al cruzar en poco tiempo varias zonas horarias.

El “jet-lag” se produce por la interacción de los siguientes factores:

1.- El horario ambiental: La luz del sol se desplaza alrededor de la tierra. Cuando nos dirigimos hacia el Este (por ejemplo de España a China) tenemos que adelantar el reloj una hora más por cada meridiano que cruzamos, por lo que se produce un adelanto de fase; mientras que si nos dirigimos al Oeste (por ejemplo, de España a Estados Unidos) debemos retrasar el reloj una hora por cada meridiano que cruzamos, por lo que se produce un atraso de fase. Normalmente los síntomas del “jet-lag” son más severos y persisten más en el tiempo cuando viajamos en dirección al Este, ya que el organismo se adapta más fácilmente a los atrasos de fase que a los adelantos.

2.- La ritmicidad biológica. Todos los seres vivos tenemos un reloj interno que controla diferentes funciones, de manera que hace que éstas varíen a lo largo del día. Una de estas funciones el sueño y la vigilia. Esta ritmicidad interna normalmente está conectada con el horario ambiental para ayudarnos a mejorar nuestra adaptación al medio.

3.- La velocidad y el número de zonas horarias que se cruzan. El número de franjas horarias que crucemos influirá en el “jet-lag”, de manera que cuanto más desfase horario haya, será más acentuado.

4.- La incapacidad de adaptarse de forma inmediata a los cambios horarios. El organismo tiene la capacidad de adaptarse a nuevos horarios, pero de una forma lenta y progresiva. En este caso, existen diferencias individuales, de manera que unas personas se adaptan más rápidamente que otras.

El principal problema del “jet-lag” es que no se consigue dormir cuando tenemos que hacerlo y se produce somnolencia cuando no lo deseamos. Concretamente, los problemas de sueño son la queja más frecuente en personas que realizan viajes de larga distancia. Normalmente los síntomas desaparecen a los tres o cuatro días de la llegada al lugar de destino, aunque en algunos casos puede llegar a durar semanas. Las personas que realizan este tipo de viajes con mucha frecuencia, pueden presentar problemas de sueño de forma crónica. Otra serie de factores como la edad, han demostrado intensificar el malestar ocasionado por el “jet-lag”

Por lo tanto, cuando recorremos miles de kilómetros en poco tiempo, nuestro organismo necesita un tiempo para adaptarse al cambio horario. Durante la adaptación se va a producir cierto malestar general, problemas intestinales, problemas de rendimiento, problemas de alimentación y problemas de sueño y vigilia. Es importante saber que, en estos casos, tenemos que darle a nuestro organismo un periodo de adaptación, y que una vez que pase éste, todo volverá a la normalidad, y nuestro reloj interno estará conectado con el reloj externo del lugar donde nos encontremos.

Lo-Monaco-Gualberto-BuelaGualberto Buela Casal. Catedrático de Psicología Clínica y director del Laboratorio de sueño del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC).

 

Lo-Monaco-Eva-HitaEva Hita Yáñez. Doctora en el programa de Neurociencias y responsable del Laboratorio de sueño del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC).

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