Es fácil pensar que dormimos simplemente para descansar y que nuestro cuerpo y mente se recuperen después de un día de actividad. Esta teoría es la más conocida, ya que todos hacemos referencia al descanso cuando hablamos de dormir. Cuando hemos hecho un gran esfuerzo físico o mental, sentimos la necesidad de dormir para descansar. Según esta teoría, conforme va avanzando el día, la energía de nuestro cuerpo y nuestro cerebro se va agotando y necesitamos dormir para recuperar las buenas condiciones que nos permitan comenzar un nuevo día. Hay bastantes datos que apoyan esta teoría; por ejemplo, en estudios donde se obliga a alguien a pasar un tiempo sin dormir, se ha observado que el estado del cuerpo y la mente se van deteriorando sin este descanso, y nos recuperamos cuando dormimos.
Otros autores creen que dormimos para disminuir el consumo de energía durante la noche y así, compensar la demanda de energía que tendremos durante el día. Esto ocurriría porque durante la noche no hay actividad y no necesitamos gastar energía. Mientras dormimos, especialmente durante el sueño lento, todas nuestras constantes vitales (temperatura corporal, pulso, respiración y presión arterial) se hacen más lentas, por lo que durante este tiempo la energía que gasta nuestro cuerpo es menor. Por otra parte, y también para conservar la energía, el sueño mantiene la temperatura que el organismo necesita en cada momento.
Otra de las funciones que se han relacionado con el sueño es el aprendizaje. ¿Sabía que si dormimos mal nos cuesta más trabajo recordar lo que aprendemos? Esta idea está ganando mucho apoyo en los últimos años y dice que mientras dormimos, nuestro cerebro almacena las cosas importantes que hemos aprendido durante el día y elimina las cosas que no son útiles. Lo que sí se ha comprobado es que cuando intentamos aprender algo durante el día, y no se nos permite dormir durante la noche, la capacidad para aprenderlo se reduce de forma drástica. Además, si durante una noche dormimos bien, nos despertaremos con la mente clara y seremos capaces de resolver problemas y tener ideas novedosas.
Sin embargo, estas teorías no explican por si solas por qué dormimos. Por ejemplo, durante el sueño paradójico el cerebro no descansa, sino que está activo, y en este caso no se cumpliría la función de descanso ni de conservación de energía. Por lo tanto, parece que mientras dormimos nuestro cerebro realiza múltiples funciones y no solo una. Teniendo en cuenta esto, se ha sugerido que cada uno de los estados de sueño (sueño lento y sueño paradójico) tiene funciones diferenciadas. De esta forma, el sueño lento tendría una función de recuperación y conservación de energía y el sueño paradójico participaría en tareas de aprendizaje y memoria.
Si tenemos en cuenta este último punto, se explica por qué cuando una persona se encuentra en un proceso de aprendizaje, pasa más tiempo en sueño paradójico durante la noche; en este punto podemos mencionar también a los niños; los niños se encuentran en un proceso de constante aprendizaje y tienen más sueño paradójico que los adultos o ancianos. Con respecto a las funciones del sueño lento, se ha observado que las personas que realizan ejercicio físico extremo durante el día, y por lo tanto tienen un elevado gasto de energía, tienen un mayor porcentaje de sueño profundo durante la noche que las personas que no realizan ejercicio físico.
Como conclusión podemos decir que el sueño es un estado tan complejo que su explicación requiere tener en cuenta diferentes aspectos. Con el avance en la investigación científica se van descubriendo más explicaciones para este fenómeno tan complejo, todas ellas importantes y necesarias para nuestro funcionamiento. Para mucha gente, dormir es una pérdida de tiempo y sin embargo, es una función muy importante y necesaria para la vida que no podemos prescindir de ella, y se está empezando a explicar por qué. Entre otras cosas, mientras dormimos el cuerpo descansa, el cerebro y los músculos se relajan, el corazón y la respiración se enlentecen, aprendemos y se llevan a cabo múltiples funciones que nos ayudan a encontrarnos bien.
Gualberto Buela Casal. Catedrático de Psicología Clínica y director del Laboratorio de sueño del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC).
Eva Hita Yáñez. Doctora en el programa de Neurociencias y responsable del Laboratorio de sueño del Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento (CIMCYC).