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Existen razones en pro y en contra para dormir de una manera u otra cada noche, analizaremos las más comunes que nos hacen ir a la cama con o sin pijama, aunque no hay conclusiones claras de que una opción sea mejor que otra:
Frío: Sentirse protegido del frío, sobre todo en los meses de invierno, proporciona una mayor sensación de comodidad y se descansa mucho mejor. Además podría evitarnos sentir frío si nos levantamos en mitad de la noche.
Rutinas: Hay muchas personas que prefieren dormir con pijama por costumbres y rutina desde pequeños, estaríamos hablando de hábitos adquiridos que cuestan abandonar.
Higiene: Un pijama puede ser una barrera eficaz para las bacterias que pueden llegar a poblar nuestra cama.
Calor: Los más calurosos evitan dormir con pijamas y prefieren dormir desnudos, para evitar una excesiva sudoración y calor, que interrumpa sus fases naturales del sueño.
Comodidad: La percepción de libertad que nos da el dormir sin pijama, nos produce una agradable sensación que nos permite conciliar antes el sueño.
Circulación sanguínea: Al prescindir del elementos que nos ciñen en los puños, cintura, tobillos…etc. se produce un sueño completamente libre y saludable.
No obstante te ofrecemos un par de consejos, para que ambas prácticas dormir desnudo o dormir con pijama sean lo más placenteras posibles:
-Si decides dormir “tal y como viniste al mundo” hay que prestar atención a las sábanas y fundas con las que vestimos la cama, que faciliten la regulación de la temperatura. Además nuestro colchón, debe permitir cumplir esta función.
-Si por el contrario prefieres dormir con un buen pijama, este debe permitir la transpiración. También deben ser prendas amplias para facilitar la libertad de movimientos cuando dormimos o ¿has comprobado alguna vez que no existe nada más incómodo que dormir con algo que te aprieta?
